Este proyecto de oficina de 250 m² fue un reto que requirió optimizar cada metro cuadrado para cumplir con diversas necesidades: open plan, salas de reunión, oficinas gerenciales, lounge y kitchenette, todo dentro de un espacio limitado. Para lograrlo, se organizó la distribución a través de una circulación clara y legible, maximizando la funcionalidad sin sacrificar el confort ni la estética.

La elección de materiales fue esencial para potenciar el uso de cada área. Se seleccionaron materiales con propiedades específicas, como la absorción acústica adecuada, superficies de alto tráfico fácilmente lavables, y mobiliario a medida que se adapta perfectamente a las necesidades de los usuarios. Estos elementos contribuyen a un entorno de trabajo eficiente y cómodo.

La paleta de colores fue pensada para ser corporativa, pero también cálida y acogedora, favoreciendo un ambiente tranquilo y propicio para el trabajo en equipo. Se eligieron tonos neutros y naturales que generan armonía y facilitan la concentración sin perder la personalidad profesional de la oficina.

Una de las estrategias clave fue abrir los espacios y redirigir las vistas hacia el entorno exterior, aprovechando las vistas privilegiadas del edificio. El paisaje del cerro se convirtió en una especie de "decoración natural", inspirando el diseño y sirviendo como guía para la paleta de colores, que fue cuidadosamente seleccionada en torno a la serenidad y belleza del paisaje exterior. El resultado es un ambiente de trabajo eficiente, cálido y en perfecta conexión con su entorno.